domingo, 22 de marzo de 2009

Carta de Fr. Luis Blanco Arias, O.F.M.,Comisario de Tierra Santa.


“Acordaos de vuestros pobres”


Con gozo acepto colaborar en el blog de los Amigos de Tierra Santa de Coria-Cáceres. En primer lugar para aplaudir la iniciativa del Excelentísimo Sr. Obispo para la creación de la Asociación diocesana y felicitar a los directivos, a quien deseo larga vida y eficaz trabajo en esta misión tan hermosa y eclesial.

Se acerca la jornada de reflexión y de ayuda solidaria con la Iglesia de Tierra Santa que tendrá lugar el Viernes Santo, día 10 de Abril. Como Delegado de la Custodia de Tierra Santa en la Provincia Bética Franciscana y en la Diócesis de Coria-Cáceres, es mi deber dirigirme a los fieles seguidores de Jesús para hacer algunas reflexiones sobre la situación de aquella Iglesia Madre y de las necesidades de nuestros hermanos y hermanas en la fe que viven y sufren en aquellos queridos Santos Lugares.

Sabemos que la situación política, económica y social nunca ha sido buena en Tierra Santa, que se ha agravado aún más en los últimos meses, especialmente desde el 28 de diciembre del pasado año cuando estalló la guerra entre el Partido Terrorista Palestino de Hamás y el Estado de Israel en la Franja de Gaza. Un año más la felicidad deseada de Navidad ha sido empañada por la reanudación de hostilidades, bombardeos y muertes inocentes, allí donde vino al mundo el Príncipe de la paz, viéndose sensiblemente privado de la presencia masiva de peregrinos de todo el mundo.

Acabo de regresar con un grupo de peregrinos y he podido comprobar personalmente las duras condiciones en las que viven y trabajan. He de afirmar que la peregrinación se desarrolló con total normalidad y ausencia de incidentes y hasta, me atrevo a decir con desacostumbrada tranquilidad, por la falta de presencia masiva de peregrinos, pero se siente la altísima tensión interior, hasta el punto de que el guía palestino cristiano que habíamos elegido en Belén, quedó secuestrado y no pudo salir del terreno ocupado por Israel.

Nunca Israel ha comprendido la frustración del pueblo Palestino, ni siquiera desde el punto de vista económico. La continua expansión de asentamientos judíos en la Cisjordania, el bloqueo que vive la Franja de Gaza, la demora indefinida en la aplicación de los acuerdos para abandonar los territorios ocupados y en la creación del Estado Palestino independiente. La altísima desocupación dentro del pueblo palestino (hasta un 70 % de paro), la dificultad de movimiento y comunicación ante los rigurosos controles fronterizos con un muro tan llamativo como vergonzoso de siete metros de separación, han ido creando una situación de angustia insostenible.

En política se vive un clima de suspense, a la espera de formar nuevo gobierno, después de las elecciones generales en Israel, las del 10 de febrero, ya que la línea moderada del Partido Kadima no ganó con la mayoría suficiente y se prevé un gobierno presidido por el líder del Likud en coalición con los partidos de ultraderecha que son reacios a la negociación y contrarios a la creación del Estado Palestino independiente y en clara oposición a organismos internacionales como Estados Unidos y la Unión Europea, lo que anulará toda posibilidad de reanudar la agenda de paz.

La herida abierta por la violencia, la situación permanente de inseguridad, la amenaza constante del terrorismo suicida, la ausencia de libertad, la falta de trabajo, la necesidad de vivienda y de alimentos básicos, aumentan el grave problema de la emigración, especialmente entre la minoría cristiana que busca otra tierra prometida donde vivir mejor y más seguro. La tierra que es cuna del Cristianismo, en la cual están las raíces de nuestra fe cristiana está seriamente amenazada de quedarse sin cristianos.

Por todo esto, me dirijo a los fieles que forman parte del pueblo de Dios en la Diócesis de Coria-Cáceres para que sean sensibles a favor de Tierra Santa, que es patrimonio espiritual de todos los creyentes en Jesús y sean solidarios con aquellos hermanos en la fe ¡Qué no se sientan solos!

Escuchemos al Apóstol San Pablo en este Año Paulino. Año que, en palabras del Papa Benedicto XVI “debe servirnos para profundizar en las enseñanzas del Apóstol promoviendo actos litúrgicos, culturales y ecuménicos, así como iniciativas pastorales y sociales inspiradas en la espiritualidad paulina”. Espiritualidad que unida al “cuidado de todas las Iglesias”, le llevó a promover colectas específicas a favor de los Santos de Jerusalén, que viven en la pobreza. “Esa es una deuda que tenían, pues los gentiles han recibido de ellos bienes espirituales, deben a su vez, servirles con bienes materiales”.

Sean solidarios y generosos, como San Pablo, con la Iglesia Madre de Jerusalén.
“Acordaos de vuestros pobres”

Fr. Luis Blanco Arias, O.F.M.,
Comisario de Tierra Santa.